Alucinógenos. Una visión bioquímica, clínica y de laboratorio.

Climent, B., Alucinógenos. Una visión bioquímica, clínica y de laboratorio. Sociedad Cientifica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanias, Madrid, 2025, 261 p.

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Resumen

Los alucinógenos han acompañado a la humanidad desde sus orígenes. Se ha planteado la hipótesis de que los pitecántropos que recorrían la sabana africana en busca de manadas de búfalos ingerían Psilocibe cubensis como complemento de su dieta, y que esta práctica pudo influir en el desarrollo cerebral, según la teoría expuesta por Terence McKenna en El mono dopado.

En distintas civilizaciones antiguas se constata la presencia de estas sustancias como parte de su cultura y ritualidad. El soma en los rituales védicos de la tradición hindú o los misterios eleusinos en la Grecia clásica representan ejemplos destacados de este vínculo entre lo sagrado y lo alucinógeno. A lo largo de la historia, estas sustancias han oscilado entre la veneración y la persecución, siendo prohibido su uso en contextos sanitarios a partir de la Convención de Viena de 1971, tras el auge que habían tenido en la década de 1960 con el movimiento hippie.

Desde el año 2000 se observa un cambio en esta tendencia, reactivándose la investigación sobre el potencial terapéutico de la psilocibina. Actualmente, el consumo de alucinógenos en adolescentes se sitúa entre el 1,8 % y el 4,5 %, mientras que en adultos de 15 a 64 años alcanza el 5,5 %, con un 3,5 % de consumo específico de setas psilocibias. Sumado al uso de otras drogas recreativas, se estima que alrededor del 15 % de la población hizo uso de estas sustancias, según los datos recogidos en 2019 por el Observatorio Español sobre Drogas.

Palabras clave

Drogas, Alucinógenos, Dependencia, Intoxicación, Literatura científica, España